El 30 de agosto de 1918, Lenin sufría un atentado tras dar un discurso
en la fábrica Mijelson. Una mujer, Fanni Kaplan disparó tres tiros al
líder de los bolcheviques. Lenin no murió en el atentado, pero las
heridas que sufrió deterioraron gravemente la salud de Lenin. Ya no
volvería a ser el mismo hasta su muerte el 21 de enero de 1924.
El atentado de Kaplan supuso otra cosa alejo del poder sobre el
partido, y por tanto de la Rusia bolchevique, a Lenin. La pugna por el
poder se abría a Stalin y a Trotski. Y, lo que era peor para la
revolución, la mente más brillante y práctica de los bolcheviques se
debilitaba cuando más falta hacía. Ahora las decisiones de los
bolcheviques ya no responderían solo a los intereses de la revolución,
además se trataba de encumbrarse o desacreditar al rival.
La
historia de Fanni Kaplan es complicada, ella era un mujer de origen
judio nacida en 1890 como Feiga Jaimova Roitman en la provincia ucrania
de Zhytomir (Feiga en hebreo quiere decir pájaro). Cambió de
nombre cuando sus padres marcharon a los EEUU y comenzaban sus primeros
pasos revolucionarios, ligados a los anrquistas. Sus actividades
sediciosas eran muy modestas llevar de un lado a otro bombas y
literatura prohibida. La policia zarista la detiene con una bomba en
Kiev, y es condenada a muerte en 1906 con los otros revolucionarios.
Pero ella era muy joven, tan solo 16 años, y su pena es conmutada por la
cadena perpetua.
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